Aparecido a fines del año anterior, Desequilibrios fue el tercero y más reciente libro de Jorge Frisancho. Fusionando la reflexión sobre la palabra con las huellas de una condición vital atenta y ajetreada, el libro de Frisancho se desarrolla en esa intersección que genera una pregunta sobre el sentido de las escritura en el momento en que ya ha sido arrojado a la lid creativa. Pero ya que esta es una práctica extendida en buena parte de la lírica peruana -incluso en la contemporánea y no siempre con buenos resultados-, una de las virtudes de este libro está en el desarrollo de una óptica genuina y personal, síntoma de la madurez literaria de su autor, y elemento que le permite desplegar las disquisiciones que componen el libro sobre cuestiones básicas de la experiencia humana como el problema de la comunicación con el otro y la soledad que resulta su consecuencia.
Uno de los aspectos más y mejor desarrollados por esta propuesta está del lado de la reflexión metapoética, cuyos síntomas y azares están impulsados por las huellas vitales de la voz. Así, el desequilibrio del libro no solo es de arraigo testimonial, sino que representa una postura respecto de la tradición lírica peruana en la medida en que selecciona sus referentes y dialoga con algunas opciones estéticas de su generación dentro del mismo ámbito verbal. La adopción de marcas estéticas vallejianas -otro aspecto resaltante de su propuesta- no tiene nada de gratuito si es que tenemos en cuenta que tanto el sincretismo vida-poesía como la proyección de una estética fundada en la necesidad expresiva son características elementales del discurso vallejiano. A partir de su adopción como horizonte fundacional dentro de la lírica peruana, Frisancho recupera marcas poéticas que replantean la poesía escrita por aquellos que le son contemporáneos, trazando con ello una línea expresiva que se demuestra singular dentro de su condición.
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